Foto: EL
COMERCIO. La parada.
Los
usuarios esperan una unidad
en la parada improvisada de la América y Colón.
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A las 10:00
y detrás de una caseta improvisada para el cobro de los pasajes, se enfilan 13
usuarios. Tienen prisa. El frío de la mañana capitalina es intenso y una ligera
llovizna cae sobre el sector norte de la urbe.
Lorena
Puente, estudiante universitaria, saca de uno de los bolsillos de su mochila
USD 0,25 y paga su pasaje. Ella vive en La Ofelia, en el norte. Cuenta que a
diario se moviliza en este sistema de transporte.
La lluvia
se hace más intensa y los usuarios buscan la forma de evitar mojarse, pero en
el punto de pago del corredor no hay una cubierta, con angustia piden que se
apresure el cobro de los pasajes, para acceder a la parada, donde hay un
plástico como techo.
“No sé
cuánto tiempo se tarden en arreglar el andén, pero deberían acelerar los
trabajos porque ya estamos en invierno y no se puede esperar a la intemperie
que nos cobren los pasajes”, dice María Dolores Chávez, usuaria.
La Empresa
de Pasajeros de Quito (EPQ), entidad encargada del rediseño de la estructura,
informa que la intervención se realiza siete años después de la construcción de
la estación.
La empresa
agrega que el nuevo diseño permitirá la transferencia e integración de la línea
troncal, con las rutas alimentadoras que sirven a los barrios del nororiente y
noroccidente.
Otro
beneficio, dice la firma, es que la estación se conectará al Corredor Sur
Occidental. Según el Municipio, 12 000 personas se movilizan a diario en el
Corredor Central Norte, de La Marín (Centro) a La Ofelia (norte).
Luis Terán
es uno de los usuarios. En el Seminario Mayor espera una unidad para ir a La
Marín. Cuenta que este servicio le permite trasladarse más rápido.
La llovizna
no para y el plástico que cubre las dos estructuras de metal (una para los
buses que van al norte, y otra para los que van al Centro) no es suficiente
para opacar el frío, incluso en algunas partes hay agujeros. Puente, Chávez y
Terán desconocen sobre el tiempo que tardará el arreglo de la estación.
Terán se
acerca a uno de los dos guardias de seguridad que permanecen en la estación y
le pregunta: “¿Cuánto tiempo van a estar estas estructuras?”, el uniformado,
quien prefiere no dar su nombre, contesta que no está al tanto.
Según EPQ,
se prevé que la obra se entregue en abril. En tanto, la estación no funcionará
en integración con el resto de corredores, puntualiza.
La unidad 9
llega a la parada y en el largo andén hay alrededor de 35 personas. Una a una
ingresan. En el centro del articulado se ubican Carla Mejía y Ana Méndez,
estudiantes de Medicina Veterinaria de la Universidad Central. Ellas cuentan
que en la noche la espera de los buses es difícil por el frío. “Antes podíamos
protegernos en la estación, ahora no. En la fila para pagar el pasaje hay
personas que se te acercan y te piden dinero”, revela Mejía, quien va hacia la
Quito Norte.
EL COMERCIO
Diario Independiente
Amanda
Granda – Quito
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