La
Universidad Central retomó la movilización de sus estudiantes,
docentes, autoridades y trabajadores como recurso de protesta.
FOTO: Pavel
Calahorrano, El Comercio.
Centenares de estudiantes marcharon
con
carteles en contra de las reformas
que lidera René Ramírez.
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Lo
hizo luego de tres años. La última gran marcha llegó a la
Asamblea, en 2010, con el objetivo de que se reformara la Ley
Orgánica de Educación Superior (LOES).
En la marcha
de ayer, sus portavoces exigieron ajustes a esa normativa y además
al Reglamento de Escalafón Docente, aprobado en noviembre del año
pasado, que dispone la jubilación de todos los profesores que
cumplan 70 años de vida.
Los
universitarios se concentraron en la Plaza Indoamérica con consignas
a favor de la autonomía. En el recorrido, que avanzó desde la calle
San Gregorio y av. 10 de Agosto, al Consejo de Educación Superior
(CES), en la av. República.
Un par de
tamborileros encabezó la caminata, que copó de gente casi seis
cuadras. Estudiantes de la Facultad de Artes se presentaron al aire
libre. Un joven mantenía amarrada, con una soga, a una muchacha,
para mostrar la represión sistemática de algunas leyes.
"Nos
parece extraño y hasta chistoso que la Federación de Estudiantes
Universitarios del Ecuador (FEUE), tan vinculada al Gobierno, esté
con nuestras ideas. Es una plataforma para las próximas elecciones",
dijo uno de los actores, Gabriel Erazo.
El rector
Édgar Samaniego, cuya administración ha sido calificada de "cercana
al Gobierno" por el Frente Revolucionario de Izquierda
Universitario (FRIU) y otras facciones de la casona, reflexionó
sobre la razón por la cual emprendieron la medida. Salir a las
calles -dijo- permite que el pueblo conozca las dificultades que
atraviesan y a fin de que se asocien a ellos, lo cual es un "asunto
estratégico de sobrevida para la institución".
Samaniego
descartó que a través de la marcha se intente enviar algún mensaje
al Gobierno. "No estamos en función política sino académica",
respondió. Pero otra es la visión del ex diputado de Pachakutik,
Napoleón Saltos, director del Instituto de Capacitación de la
Central. Él comentó que se busca una respuesta pública porque a
pesar de haber mantenido varias reuniones reservadas con el Consejo
de Educación Superior, presidido por René Ramírez, no se ha visto
una salida.
Esta
universidad perdería unos 900 maestros hasta el próximo año (de
una planta con nombramiento de 1 500), en función de varias
disposiciones vigentes. Pero Ramírez informó el martes que no había
límite presupuestario para contratar al número de maestros que las
universidades requieran en este período de transición por las
jubilaciones.
El Gobierno
tiene un presupuesto de USD 75 000, por docente extranjero que sea
contratado, dentro del llamado Programa Prometeo. El maestro vivirá
un año en el país.
"Con
trasplantes extranjeros no van a salvar a la universidad. Ese es el
modelo de (Gabriel) García Moreno que ya fracasó. No nos oponemos
al relevo generacional, pero la transición con nuestros propios
docentes debe tomar al menos cinco años", resaltó Saltos.
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Mariela
Rosero Ch.
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